domingo, 25 de noviembre de 2018

Aunque no queramos reunirnos contigo, lo hacemos


Frases del libro "Cómo decir adiós" de Debra Adelaide:

"Muerte, tienes más éxito que América; aunque no queramos reunirnos contigo, lo hacemos"-John Fobres, «Muerte, oda».

"Ahora podía admitir que un marido perfecto se parecía a una esposa. A menudo anhelaba tener una esposa. Anhelaba una en aquel preciso instante, una esposa que me trajera una taza de té y luego tendiera la ropa que, estaba segura, se arrugaría después de que el centrifugado de la lavadora la hubiera aplastado contra las paredes del tambor. Una esposa que fuera yo misma".

"Me volví y vi al guitarrista. Cabello sedoso y barba pulcra. Ojos ardientes enmarcados por la melena color rubio oscuro. Lo primero que pensé fue que se parecía a Jesucristo, y lo segundo que eso era una tontería, porque nadie sabía qué aspecto tenía Jesucristo".

"Por eso leía tanto. Me resultaba mas fácil meterme en los dilemas, las dudas y las pesadillas de otros que afrontar o resolver los míos".

"Siempre le había contado a Sonny lo que me parecía que necesitaba saber, pues había averiguado que la sinceridad total no siempre era lo mejor para los niños".

"Ningún otro perfume, ninguna droga, nada olía como un bebé. La hierba recién cortada, un grano de café, una copa de oporto añejo, una hoja de limonero aplastado, una gota de Chanel n.° 5, un libro nuevo. Todos los olores que saboreábamos y atesorábamos, las cosas corrientes y escasas que nos impulsaban a alegrarnos de tener nariz y vida".

"Nadie podía reparar el daño de la muerte, sobre todo de la muerte en la guerra, pero cada pasada del cortacésped, cada gota del aspersor mostraba el interés de alguien. El césped no era césped en realidad, sino un manto de dolor y esperanza, algo que todos usamos para cubrir el pasado con la esperanza de que no retorne".

"(...) todos salvo tus amigos más íntimos, te abandonaban cuando te encontrabas en fase terminal. Los demás estaban tan abrumados por el horror, la culpa, la impotencia y el miedo (¿sería contagioso?) que no querían recordar que existías ni, por supuesto, recordar que alguna vez habían sido amigos tuyos".

"—¿Sabe lo que significa literalmente la palabra «autopsia» —preguntó—. Significa «ver con los propios ojos». Lo aprendí el primer día que trabajé aquí. Ahora lo verá con sus propios ojos, verá lo que ya no podrá ver una vez haya muerto".

"    Querida Delia:
     Perdona que vuelva a escribirte, pero quería contarte algo. Mi novia y yo hemos roto. No he querido decírtelo antes porque creía que cambiaría de idea. ¿Puedes darme algún consejo que me ayude?


DESESPERO

Querido Desespero:
No".


"¿Por qué no podía donarse el cerebro? ¿A quién le importaría tener los recuerdos y los deseos de otros, sus obsesiones y miedos, si al menos tenía un cerebro que funcionaba?".

"La comida era el único lenguaje en que la mayoría de la gente era capaz de expresar dolor y sufrimiento".

"Recuerda lo más importante de todo. El funeral es para los vivos, no para los muertos. «El funeral como festival», en Cómo decir adiós (de próxima publicación)".

"La vida tiene historias mucho más estrafalarias que la ficción".

"La muerte era así, ahora lo entendía; te sorprendía con lamentos y deseos mientras «tu alma dispuesta transpira por cada poro» el anhelo de escapar, de ascender".

"Cuánto los quería y al mismo tiempo, cuánto deseaba ser libre. ¿Cómo puedo adorar cada partícula de ellos y al mismo tiempo desear por primera vez marcharme sin sentir una sola punzada de culpa ni dolor? Eso también me sorprende. Había imaginado que morir se parecería a dejar a las niñas en la puerta de la escuela el primer día. Sabes que tienes que marcharte, quieres marcharte, pero cada músculo de tu cuerpo se lamenta tanto como ellas por dejarlas allí, cada célula te impulsa a volver. Pero no, lo siento por primera y última vez en mi vida, descubro que no es así. Siento una calma absoluta, una total ausencia de dolor. Ni un ápice de culpa ni tristeza. Los miro ir y venir, y mi corazón no podría estar más lleno de amor por ellos, pero experimento una libertad sin límites. Mi familia. Los quiero, pero puedo dejarlos. Tarde o temprano, todos aprenderemos a decir adiós".


2 comentarios :

  1. "Por eso leía tanto. Me resultaba mas fácil meterme en los dilemas, las dudas y las pesadillas de otros que afrontar o resolver los míos"

    "La muerte era así, ahora lo entendía; te sorprendía con lamentos y deseos mientras «tu alma dispuesta transpira por cada poro» el anhelo de escapar, de ascender"

    Cosas tristes de la muerte, esta mañana estaba pensando sobre ello y sobre si la muerte me quitaba a quienes mas quiero.
    Es curioso, se piensa sobre la muerte de otros pero no sobre la muerte propia, sera porque al fin, quienes sufren son quienes quedan, nunca quien se va...

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    1. No podías acertar más con esa frase final. Justo en el clavo.

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