lunes, 24 de septiembre de 2018

Mi pequeño tesoro

     Llego el día más esperado. Hoy te toca irte a conocer otra tierra diferente a esta en donde naciste. Ninguno de los míos se había ido hasta ahora, es una locura para mi yo interior aceptar que eres el primero que lo hace, porque eres a quien más he amado, quien tanto me importa, "mi pequeño tesoro".

     Se me va un pedazo del corazón contigo, ahora tocará contar los días para volver a estar juntos y todo es tan incierto, nuestro futuro juntos es tan incierto porque estarás afuera a salvo y yo aún seguiré aquí, en la nación donde cualquier cosa descabellada puede suceder, durante no sé sabe cuánto tiempo más.

     No me alcanzarán las lágrimas para llorar porque ya extraño todo de ti, tus ojos, tu cabello, tu presencia, tu cara sonriéndome y pensando en voz alta sobre nuestra vida juntos en mundos paralelos a este. Sé que seguiremos en contacto pero eso solo disminuye un poco la ansiedad de tenerte tan lejos de mi.

     No hay palabras para describir esta sensación, sé que estarás bien y que las cosas van a mejorar para ti un montón y eso me hace feliz. Pero a la vez me siento tan triste...

     No sé qué más decir. Esto es horrible. Esta situación es horrible.

     Paren el mundo porque se me va lejos, otra vez... el amor de mi vida se me va lejos y no sé cuándo lo vuelva a encontrar.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Quesadillas andinas

     Una de las preparaciones que me encantó del curso de panadería que hice hace poco fueron las quesadillas, nunca me había comido una en la vida, allí fue la primera vez y fue lo máximo, debo decir que en las panaderías donde las he visto no tienen esta apariencia, el borde es diferente, solo en una las he visto así y mi gran problema con esa fue el relleno porque... tenía queso blanco muy salado + crema pastelera, mi cabeza explotó con esos sabores. En fin, como pienso que lo bueno debe compartirse, compartiré la receta que nosotros aplicamos en el curso y que yo preparé en casa (así quedaron las mías):


Ingredientes

PARA LA MASA:
-1 kg de harina de trigo
-380 g de leche líquida
-24 g de levadura instantánea
-4 huevos
-5 g de vainilla
-200 g de azúcar
-4 g de sal
-190 g de mantequilla/margarina

PARA EL RELLENO:
-3 huevos
-45 g de leche en polvo
-22 g de miel
-90 g de azúcar
-450 g de queso rallado
-Vainilla
-Anís

Preparación
     Lo primero que haremos es colocar toda la harina en un bowl junto con la azúcar y la sal, luego hacemos un volcán en el centro del bowl, allí colocaremos la levadura, agregamos la leche líquida, los 4 huevos y la vainilla. Ahora, con nuestras manos debemos integrar todos estos ingredientes, cuando todo esté integrado y no se pegue la masa a las paredes del bowl, la colocamos sobre la mesa y empezamos a realizar un amasado francés, consiste en tomar la masa y pegarla en contra de la mesa y luego doblarla sobre sí misma para que se empiece a llenar de gases (esto continuamente, hasta que no se pegue), luego añadimos la mantequilla o margarina, sí, se volverá una locura la masa, pero es para que la masa no quede tan débil debido a que el % de grasa es mayor a 4. 
     
     Entonces, tras agregar la mantequilla seguimos con el amasado francés. Lo ideal es estirar un pedazo de la masa y se debe ver la famosa red de gluten, tiene la apariencia que tiene una bomba de chicle, ahí sabremos que está lista. Boleamos la masa y la colocamos nuevamente en el bowl, tapada con una bolsa y dejamos reposar durante 30 minutos, pasados estos minutos le sacamos los gases, es decir, dentro del mismo bowl la amasamos un poco y dejamos nuevamente en reposo tapada durante 30 min más. 

     Cuando pase este tiempo pesamos la masa, la mía pesó 2 kg, entonces, para que queden del tamaño de la foto la porcioné en 20 pastones de 100 g cada uno, a medida que vamos porcionando la masa debemos darle forma de bolita e irlas colocando en orden en la mesa y tapadas con otra bolsa. Cuando ya tengamos formadas las 20 bolitas, tomamos la primera que colocamos y la aplastamos, estiramos con un rodillo e intentamos moldear las orillas como una especie de muro o pared para que no se salga el queso y la colocamos en una bandeja engrasada (allí debe taparse también con una bolsa).

     Cuando tengamos formadas todas nuestras quesadillas las dejamos reposar una hora más o hasta que dupliquen su tamaño. Mientras esta hora pasa realizamos el relleno.

     Para el relleno debemos separar las claras de las yemas, batimos las claras hasta llegar al punto de nieve, en otro envase agregamos las yemas y el resto de los ingredientes del relleno (miel, leche, anís, azúcar, vainilla) y mezclamos, después agregamos el queso rallado, mezclamos nuevamente y luego añadimos poco a poco las claras batidas de forma envolvente. 

     Cuando ya la quesadilla formada haya duplicado su tamaño vamos a hundirle el centro con nuestros dedos, el borde pueden hacerlo del grosor que deseen, siempre tomando en cuenta que no queremos que el queso se salga. Después de hundir el centro agregamos el relleno y por el borde de la quesadilla pasamos una brocha mojada con un huevo batido y llevamos al horno hasta que estén doradas y listo :) 

P.D.: la próxima vez tomaré foto de todo el proceso, sé que probablemente es complicado imaginarse todo eso.
   



viernes, 7 de septiembre de 2018

Cuando sea grande quiero ser libre


     Cuántas cosas no he querido ser desde que estaba pequeña y tengo uso de razón, mas bien... en qué no me he querido convertir... Recuerdo que en el colegio siempre nos pedían que dibujáramos qué queríamos ser cuando fuesemos más grandes, lo primero que se me ocurrió hacer en tercer grado de primaria fue una científica: tenía bata y un montón de tubos de ensayo, la profesora en su ingeniudad me pregunta que si quiero ser de esas científicas que hacen medicamentos, que si quería ser farmaceútica y yo tratando de no decir nada descabellado le dije que sí, pero en realidad tenía una idea muy loca, hice el dibujo pensando en "quiero ser una científica loca", no sé en qué pensaba, supongo que así somos de niños, locos.

      Luego de unos años quería ser abogada, ni siquiera sabía lo que eso podía significar en mi vida, "velar por el cumplimiento de la ley" o "tratar de luchar por un mundo donde exista la justicia" no eran las ideas que pasaban por mi cabeza, en mi mente había una razón más tonta, más superficial por la que el universo entero tiene derecho a reírse de mí, pero qué le voy a hacer, era una niña, yo solo quería ser abogada porque todos los abogados tienen laptops, entonces si todos los abogados tienen laptops y yo me convierto en uno, tendré una laptop (obvio, lógica básica). Sí, dije que era ridícula la razón.

     Pasando los años de mi adolescencia dentro de un grupo de la iglesia las cosas empezaron a cambiar, yo quería estudiar psicología porque me llamaba la atención el campo de la clínica, las enfermedades mentales y cómo tantas situaciones internas como el estrés, la ansiedad pueden generar algunas consecuencias somáticas como la que yo vivía (la alopecia), pero mi foco estaba en la iglesia y para ese momento, después de esta vida lo único que quería era una cosa, lo que quiere todo católico practicante (y bastante ambiciosos que son), yo quería ser santa. Llevar una vida agradable y ejemplar a los ojos de Dios, que me permitiera ser santa. Sí, I was crazy.

     Cuando entré a la universidad ya no estaba involucrada con la iglesia y durante los cinco trimestres que logré cursar nunca me sentí tan segura de algo, realmente estaba haciendo lo que me gustaba, realmente sí quería estudiar psicología, es lo que me apasiona, es mi vocación, ya lo tenía bastante claro: en unos años quiero ser psicóloga, porque quiero ayudar a los demás a mantener su salud mental, no solo a recuperarla, sino a no deteriorarla, a manejarla. La psicología está en todo y ayuda a descubrir tanto de nosotros mismos y de los demás, es todo un mundo maravilloso. Pero bueno, me tocó dar un paro a la universidad de mis sueños porque está bastante costosa la matrícula.

     Y ahora estoy aquí, preguntándome, ¿ahora qué quieres ser? Ahora que tienes 20 años, no estás estudiando la carrera de tus sueños, ¿qué quieres ser? ¿Se sentiría orgullosa tu "yo" de hace 10 años? Y me respondo que no sé si mi yo de 10 años se sienta orgullosa de mí, porque ahora pienso que no todas las cosas son tan posibles como cuando tenía esa edad que creía que los Jonas Brothers iban a ser eternos y yo estaría a esta edad en Norteamérica saltando en un concierto de ellos y porque no puedo juzgar mi presente basándome en mi yo del pasado.

     En este momento estoy estudiando cocina, algo que nunca pensé hacer porque de mi familia soy la que menos contacto tiene con la cocina porque "mi mamá es la que tiene el sazón", pero lo estoy haciendo como un reto personal, de alguna forma quiero aprender más sobre esto porque mi mamá no me cocinará toda la vida.

     Y bueno, tengo que decir que me siento orgullosa de mí misma en este momento, porque quizás no estoy haciendo lo que tanto he deseado por años, pero estoy en proceso, sé que algún día lo lograré, solo hay que luchar por ello, estoy joven, no hay un tiempo predeterminado para lograr las cosas, porque no estoy en una competencia, solo es la vida que me tocó y estoy adaptándome a mi propio tiempo.

     Estoy feliz porque vivo sin ataduras, porque no estoy mortificándome emocionalmente como hace un año, estoy tratando de llevar las cosas con calma en un país colapsado. ¿Ahora qué más quiero ser? Lo único que quiero es ser libre, cada vez más libre, de cuerpo, de alma, de pensamiento y de corazón. No importan los títulos académicos, no importa el tipo de trabajo, solo quiero libertad. Quiero ser buena en lo que haga, porque sé que no es necesario ser perfecta.